Chinchín
Se levanto de la mesa, empinando la copa, y proclamo:
-¡Un brindis! Al llorar sin motivo, al pensar sin razón, al que tu mejor intento sea la media mediocre, a que tu esfuerzo máximo sea el rendimiento bajo, a todas las horas perdidas, a todos los intentos fallidos de irse, y de marcharse. A las noches de insomnio cuando todo el mundo duerme y a las noches dormida cuando el mundo te necesita. A los deseos que acaban siendo pesadillas, y a los sueños que nunca se cumplirán. Un brindis por este gran premio merecido, sudado, esforzado sin quererlo, casi como un don. Un brindis al premio de las idiotas.
Seguidamente, bebió todo el burbujeante contenido y se sentó de nuevo delante del espejo.
-Un nuevo brindis por ti, pequeña.- Dijo, sirviéndose otra copa.
Pensar sin razón, es gracioso cuantos son los que pecan de ello y no lo saben pero bueno siempre acabaremos teniendo alguien al lado que nos lo haga ver.
ResponderEliminar