¿Te quedarás?
Tengo muchas palabras atascadas en la garganta. Conversaciones que se convirtieron en deseos por tu anhelo de no oírlas. Tengo muchas ansias de tus caricias en forma de miradas. De tus sutiles pestañeos en el momento más critico de la pregunta:
"¿Te quedaras?"
¿Quedarme entre tus brazos? ¡Por supuesto! Nada en esta vida me gustaría tanto como volver a esos momentos, en los que tu y yo éramos uno, fusionados bajo la manta y dejando en la calle el frio invierno. Pero nada me confirma que si esta noche te respondo, sea tu abrazo el que me sirva de colchón. Y sin embargo me embargas el alma con esa pregunta casi susurrada, tan dulcemente. Como quien prueba veneno de sabor a fresa y se muere por volverlo a saborear.
¿Me quedaré? Que maravillosa pregunta. Cuantas cosas implican y que tan inocentemente la has soltado. Como un niño que pregunta si la magia es real.
Como yo cayendo de nuevo en el hechizo de tus melancolicos ojos y tu sonrisa a medio terminar.
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