Luces
Las luces de la ciudad me dejaban confundida, es cierto; pero ahora, lejos del hedor a alcantarilla y glamour, hecho de menos aquellas noches donde me permitía pensar que no volvería a caer en el gris y frio pozo. Me concedía el frágil deseo de seguir la marea, y no tener que nadar contra corriente por un rio que en su tiempo me vio marchar.
Y ahora me hayo aquí, encerrada en mi propia mente día y noche, colgando por mí habitación luciérnagas de cristal y estrellas de alambre, sosteniendo la fe en sueños de papel mojado, hablándole a las musas de las melodías repetidas y los esbozos arrugados, esperando con ansias la Luna escondida tras la torrencial lluvia que brota de sus ojos, preguntándome si realmente soy la que guardo en instantes congelados. Quizás la ciudad me confundía, pero me hacía tener las ideas muy claras.
Me encanta como en tan poco espacio dices tanto y tan poco,
ResponderEliminarPero bueno las luces son curiosas, sobretodo cuando te permiten ver las cosas más claras