2.37 am (versión prosa)
La llovizna pasajera, la única compañera de la noche, ceso antes de que yo conciliara el sueño. Una desdicha si lo vemos desde la perspectiva que ahora mi colchón de sueño van a ser, nada más y nada menos, que todos nuestros recuerdos. Ni la música a susurros ni la desvelada Barcelona son suficientemente vivaces como para apagar el fuego que representa tu presencia, incluso imaginada. Imaginada aquí tumbada, a mi lado, sustituyendo este frió cojín por tu cálido pecho. La poca luz de la estancia, con ese tono amarillento de farola de película o de estrella en jaula de cristal, colándose entre los cristales y barrotes, sería suficiente iluminación para enmarcar tu suave perfil desde mi situación privilegiada junto a tu corazón. Quizás estando a tu lado no tendría la suerte de poder deleitarme con la imagen; Morfeo seria nuestro amante en esta cama para 1 en la que cabe medio y nos apretujábamos los dos.
Quizás no estaría ahora mirando el techo, cantando demasiado alto para la hora que es, pero demasiado bajo para romper el silencio del hogar fuera de mi cuarto; tarareando nuestros antiguos himnos y notándolos más intensos de lo que su volumen representa. Quizás estando juntos ni los estaría escuchando: tu no entiendes el inglés, y a tu lado a mi solo me interesa una lengua.
Ya sabes lo que suelo decirte: "mujer precavida vale por dos." Pero déjame confesarte, ahora mismo, en la hora de los poetas y los locos, que tu me has pillado con las defensas bajas, y sin ganas de protegerme de tu anunciado ataque. Será que es cierto eso de que tengo la cabeza llena de pájaros, con la mala suerte de tratarse de cuervos y colibríes. Unos anunciando la muerte y otros vendiéndomela como una fantasía.
Y así es como me hallo. Fantaseando en la cama, más muerta que viva aunque por fuera no se vea, y abrazada al cojín en vez de a ti, y susurrándole nuestras canciones a techo en lugar de a ti, y sin acabar de hacerme a la idea de que ya no habrá un nosotros, y que esta situación ha acabado así por ti.
No sabe lo que ha perdido mujeres como tú se encuentra una entre miles pero corazones como el tuyo son únicos, vales oro y me quedo corto mientras que el no vale ni merece ninguna de tus lágrimas
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